Hasta no hace demasiado tiempo el abuso sexual infantil era un tabú del que nadie hablaba. A veces me preguntan si hemos avanzado en este aspecto. Considerando que partíamos de cero, como quien dice, justo es reconocer que algo hemos avanzado.
En la actualidad es raro el día en que no aparece en los medios de comunicación un nuevo caso de abuso sexual infantil (ASI), sobre todo relacionado con las redes de pederastia que actúan y proliferan cada vez más en la red. Cierto es que también se habla de otros casos de ASI, sin embargo creo que se trasmite la idea de que internet es un lugar peligroso y que buena parte de dichos abusos están relacionados con esta nueva realidad tecnológica. Me auto proclamo como uno de los más interesados en desmentirlo, primero porque ha sido gracias a internet que se han podido abrir asociaciones por toda España; asociaciones que se ocupan de los niños y de los adultos que en su día fueron víctimas de esta lacra, y segundo porque también gracias a la red existe un foro internacional que lleva funcionando casi seis años y que agrupa a cerca de dos mil quinientos afectados, sirviéndoles de ayuda, de apoyo y de información no manipulada.
Quizá lo más importante que convendría dejar claro es que el conocimiento que ahora podemos tener sobre este asunto es un tanto equívoco. La sociedad sigue dando por ciertos demasiados conceptos erróneos, y éste es uno de ellos. Los casos de pederastia son la punta del iceberg de un problema que ha existido siempre. Algunas veces me han preguntado si creo que ahora hay más casos que antes. La respuesta es no, al menos no proporcionalmente; lo que hay ahora es más información. Pero volviendo al iceberg debo remarcar que su parte oculta es la familia y el entorno más cercano al menor. Basándome en mis propias cifras, extraídas de encuestas efectuadas en el foro, puedo decir que un 65% de los abusos se perpetran en el entorno familiar, un 25% proceden de conocidos con acceso al menor (maestros, sacerdotes, amigos de la familia…) y apenas un 10% se lleva a cabo por extraños.
No digo que en un futuro más o menos próximo estas cifras deban revisarse y modificarse al alza, incluso es muy probable que ya se estén alterando en el presente, aún así las cifras no distan mucho de las que acabo de mencionar. No debemos caer en la ingenuidad; si la tecnología puede servirnos como un instrumento para hacer el bien, también puede utilizarse para fines perversos. De ahí que este 10% del que hablaba puede que llegue a incrementarse con el tiempo.
Qué triste puede llegar a ser ser esto de los abusos sexuales a menores. El saber, encima, que los casos van en aumento, es horrible.