Entre las estrategias de aquellos que abusan sexualmente de menores, está la inducción del miedo a desvelar lo sucedido. Puede tratarse de amenazas explícitas: "si lo cuentas te castigarán" "nadie te querrá" "mataré a tu madre" o "si lo cuentas me meterán en la cárcel" También es habitual fomentar la complicidad del niño y hacerle sentir partícipe y, por ende, culpable de lo sucedido. Si a todo ello le unimos que el abuso, por lo general, es perpetrado por algún miembro de la familia, nos encontramos con que las posibilidades de que impere la ley del silencio son realmente elevadas, máxime cuando el niño es consciente de su dependencia de la familia: si el barco se hunde, el niño se hunde con él; por lo tanto hay que mantenerse a flote por malo que sea el barco.
Sólo cuando se ha logrado que el niño comprenda que todo lo anterior no es cierto, que tiene todo nuestro apoyo, toda nuestra credibilidad, que tiene un hogar seguro y le hacemos saber que él no es culpable de nada, entonces podemos esperar que hable.
En los primeros momentos, cuando el niño manifiesta haber sido molestado sexualmente, lo primero que deben hacer los padres es creerle e intentar mantener la calma. Deben hacerle sentir que lo sucedido en ningún caso fue culpa suya y que están incondicionalmente a su lado para apoyarle. Después deben de llevarle a que le hagan un examen médico y una consulta psiquiátrica.
Los padres tienen en su mano la posibilidad de impedir o disminuir la oportunidad del abuso sexual tomando las siguientes precauciones:
- Diciéndole a los niños que tienen todo el derecho a decir NO a la persona que intenta tocarles de forma impropia o que les haga sentir incómodos.
- Instarles a que lo cuenten inmediatamente a los padres y que no lo mantengan en secreto.
- Enseñándoles a discernir que el respeto que se le debe a los mayores no presupone una obediencia ciega a cualquier cosa que estos digan.
- Apoyando los programas de prevención del sistema escolar para profesionales.
- Estando atentos a cualquier síntoma que pueda estar relacionado con el abuso sexual; como por ejemplo comportamientos sexualizados que no se correspondan a su edad, agresividad, miedo a ir a ciertos sitios o a ver a ciertas personas, cambios significativos en el rendimiento escolar o involuciones fisiológicas que ya estaban superadas.
Actualmente existe una iniciativa a nivel nacional de los Colegios de Enfermería de España para que exista una enfermera en las escuelas con una serie de funciones, entre ellas detectar la posibilidad de maltrato y abuso sexual en los niños. Para ello, creo que formarían enfermeras específicamente para esos puestos, pero a día de hoy esta iniciativa no parece que vaya a salir adelante porque requiere un esfuerzo económico importante.
Es una pena, porque mucha parte de mi profesión se basa en la observación y en la prevención, y si hubiese una enfermera trabajando en equipo con un psicólogo por ejemplo, no sólo se detectarían estos casos, sino que se podría incluso educar a los niños y adolescentes e inducirles para que denuncien estas situaciones, porque a día de hoy es muy difícil, como tú mismo dices, que un niño denuncie a sus padres.
muchas felicidades por tu labor, tu blog me parece un gran ejercicio de concienciación del que todos debemos tomar ejemplo. te animo a que sigas trabajando con la misma convicción en el tema. y muchas gracias!
La mirada atenta de los padres, puede evitar abusos sexuales, lo peor de esto es que muchas veces ocurre en el entorno familiar y entonces es mas complicada la situación y en la mayoría de los casos, se pone una venda sobre lo que ocurre,:¡Nó, esto no está pasando!,¡No he visto nada!en fin que por evitar escándalos familiares, se sacrifica al niño.Pero ese niño llevará siempre sobre si, esa situación tan amarga.Escribo esto con la total certeza, dos amigas mias pasaron por esto en su entorno familiar, cuando los pederastas murieron,ellas sintieron alivio, pero aun así arrastran traumas que nunca desaparecerán.