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Carta al agresor de Francisco (1ª parte)

Publicado por Joan Montane domingo, 21 de marzo de 2010

Alejarme de ti resulto un gran alivio para mi. Recuerdo aquella mañana cuando partí de la ciudad con aquel cielo gris y aquella lluvia. Sentí una paz extraña. Me gire hacia atrás para ver como me iba alejando de la ciudad y como dejaba atrás tanto sufrimiento. La mente se me quedo en blanco, pero no tenia conciencia que tenia muchas heridas abiertas y no curadas y me las llevaba conmigo. Había llegado este momento tan esperado y ya tenia seguro que jamás te volvería a ver. Con el tiempo hice un pacto conmigo mismo de no volver al menos pasado muchos años o nunca más.

Pero en mi mente siempre tenía alojado los recuerdos que afloraban cuando menos lo esperaba, dolía e intentaba quitármelos de la cabeza. Durante años intentaba sobrevivir aunque alejado de ti sentía tu presencia con recuerdos repugnantes. Tenía alguna esperanza que con el tiempo el daño y los recuerdos desaparecerían. Pero no fue así. Me condenasteis a tener que revivir aquellos momentos, al silencio, sucesos que me resultaban muy vergonzosos y aunque al alejarme de ti, el miedo a tu presencia terminó, aparecieron otros miedos. Tenía miedo a las personas, a nuevas relaciones, las evitaba, luché contra esto, algunas batallas pude ganar, pero seguía siendo desconfiado. Prefería la soledad que el contacto con los demás, no quería arriesgarme a que me hiciera daño de cualquier forma.

Me traicionasteis, me utilizasteis como si fuera un muñeco o un simple objeto de placer, como si fuera de tu propiedad, destruisteis mi infancia, y me trasmitisteis la idea que no era nada. Un ser diferente marcado por sucesos infames de los que me sentía cómplice. Hay algo que me hace tanto daño como las cosas a las que me sometías, y es obligarme a callar. Te obedecí. He llevado esta maldición del silencio durante muchos años. Me he sentido muchas veces como si hubieras matado mi alma. Me hicisteis insensible, no era capaz de sentir las cosas buenas que tiene la vida y no tenía ilusión por seguir en este mundo. No creía tener muchas razones para vivir y seguir con esta pesada losa, pero al final pensaba en el daño que podía causar y aguantaba.

Me robasteis el alma pero tú no la poseías; no creo que pensaras el daño que le infligisteis a tus inocentes victimas, sólo pensabas en ti mismo y te importaba poco el daño que me hacías. De que te sirvió estar entre rejas, ojala no hubieras salido nunca, no merecías estar con personas porque tú no eras una persona. Hace un tiempo que dejé de creer en la justicia y empecé a creer en otra justicia.

Jamás creí que llegaría una ocasión donde contara lo que tanto temor tenías. Tenías miedo que se lo contara a mis padres ¿Qué hubiera pasado si lo hubiera contado? No tengo nada claro que hubiera pasado, pero con tus antecedentes supongo que te hubiera mandado de vuelta a la cárcel. Se que lo pasasteis muy mal y creo que yo formé parte de una venganza. No podías con alguien más fuerte, pero como eras tan cobarde utilizasteis a lo más vulnerable y débil que tenías cerca, volviéndolo a repetir. Puede que tuvieras más miedo a la cárcel que mi familia conociera tu verdadera condición. Hay algo que me cuesta aceptar, y es que tu familia no contara a la mía lo que eras capaz de hacer. Yo los quería pero ahora ya no siento nada por ellos a pesar que viví buenos momentos con ellos. No recuerdo que te despreciaran, pero he sabido de tu hermana y de tus sobrinos, que al final te daban la espalda. Solo soy capaz de recordar lo mal que te llevabas por presenciar una discusión con un vecino y todo por la envidia que le tenías, o puede que no lo soportaras al ser un miembro de la seguridad ciudadana. Ahora me pregunto si los vecinos lo sabían cuando vivía allí.

Y un día mi mundo lleno de secretos se derrumbo. Fue de una manera que he intentado analizar pero no he podido saber con seguridad como llegué hasta aquí. Puede que por unas noticias que me perturbaron. Pero aun así sin las condiciones que me llevaron a romper el silencio tampoco hubiera hablado. Creo que fue porque me sentía preparado para dar este paso y porque tenía una ocasión de hacerlo con alguien que apenas conocía y jamás había visto. En ningún caso tenía pensado contarlo a mi familia. El poder que me arrebatasteis lo recupere. Fue tal el alivio que sentí que desde entonces empecé notar cosas que jamás había imaginado. El paso más grande, aquello que tanto temías: que se lo contara a alguien de mi familia. Al final lo hice. Todavía vivías. Me alegro que siguieras vivo porque ahora me tocaba a mí.

2 comentarios

  1. meg Says:
  2. Otro testimonio estremecedor. Buena labor la que haceis, vive Dios. Un saludo.

     
  3. Elisa Says:
  4. Qué fuerte que es leer estas cartas que publicas Joan.
    Felicitaciones por tu labor
    Cariños
    Elisa, Argentina

     

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